En una humilde vivienda de La Habana, Janet Oliva vive los días más angustiantes de su vida. Su hija Valentina Méndez Oliva, de apenas seis años, padece leucemia linfoblástica aguda tipo 2, una forma agresiva de cáncer que ya ha reaparecido dos veces pese a los tratamientos recibidos en Cuba.

Desde Miami, familiares y amigos elevan un clamor desesperado a las autoridades migratorias de Estados Unidos: piden que reevalúen el caso y otorguen la visa humanitaria que podría darle una oportunidad de vida a la pequeña. Entre súplicas y esperanza, insisten en que cada día cuenta para salvarla.

“Mi nombre es Claudia Pérez y estoy tratando de ayudar a Valentina Méndez Oliva. Ella es hija de una amiga de hace muchos años, conozco a su madre desde que teníamos quince años en Cuba. Estudiamos juntas

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