Hay lugares que se niegan a ser borrados del mapa, y el antiguo cementerio de San Andrés , en Tenerife, es un claro ejemplo. En estas fechas, cuando las decoraciones de Halloween se mezclan con el tenue brillo de las velas en memoria de los difuntos, los relatos sobre su pasado resurgen entre los tinerfeños. A pesar de las enfermedades, el abandono y el correr de los años, este camposanto ha sabido cómo aguantar, transformándose en una pieza clave e histórica del patrimonio insular.

El origen de los enterramientos en San Andrés se remonta al siglo XVI , cuando los difuntos eran sepultados dentro de las iglesias, como dictaba la costumbre de la época. En aquellos años el valle dependía de la parroquia de La Concepción, en La Laguna , y más tarde de la de Santa Cruz. La distancia

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