En octubre de 1965, durante el Concilio Vaticano II, se promulgó la declaración Gravissimum Educationis , un documento breve pero trascendental en el que la Iglesia Católica reafirmó que la educación es un derecho humano fundamental y un medio esencial para el desarrollo integral de la persona. En ella se subrayaba que la tarea educativa debía “formar al hombre completo”, capaz de ejercer su libertad y orientar su vida hacia el bien común. Se trataba, entonces, de una respuesta a las profundas transformaciones del siglo XX: la expansión de los sistemas educativos, la secularización y los desafíos tecnológicos de la época.
Seis décadas después, la realidad educativa mundial enfrenta una disrupción aún más profunda: la tecnología digital y la inteligencia artificial no solo han modificado

El Heraldo de Aguascalientes
Raw Story
New York Post
Vulture
The Daily Beast
NBC News
Reuters US Economy
NFL Seattle Seahawks