Mario era un hombre de 65 años, casado y con dos hijos adultos jóvenes. Abogado exitoso, dedicado al derecho laboral y firme defensor de los derechos de los trabajadores. Ateo convencido, tanto como de su testimonio de compromiso solidario con quienes defendía. Era respetado a nivel familiar, social y profesional, con un buen pasar económico después de toda una vida de trabajo. Lo asistimos con el equipo durante su enfermedad, cáncer de colon diseminado, que inicialmente respondió a los tratamientos, aunque luego de un tiempo progresó.

Cerca del final de su vida (falleció en su hogar, acompañado por sus seres queridos, como ellos lo deseaban) me confesó: “Sabe doc que este momento, con la enfermedad y todo lo que esto significa, resulta la etapa más importante de mi vida… estoy aprendiend

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