Era de los pocos bares en Salamanca que abrían a las 5:00 horas de la mañana para recibir a los trabajadores más tempraneros. Este bar de la Avenida Villamayor resultaba una parada ineludible para hacerse con el primer café del día. Un mítico de la ciudad que, con vistas a cerrar, encontró en la familia Asunción una oportunidad de sobrevivir. Roberto y su mujer cogieron el traspaso del López II hace ya una década con un objetivo claro: mantener la esencia de un bar de barrio con la comida casera que nunca falla.

«Conocíamos al dueño, nos ofreció la oportunidad y lo cogimos», cuenta David, hijo del matrimonio que, con dieciocho años ya está detrás de la barra trabajando en el negocio familiar. Entonces era solo un niño pero los años le fueron llevando a dar el paso de adentrarse en la host

See Full Page