Un año más, Cuenca ha cumplido con una de sus tradiciones más arraigadas: la visita al cementerio municipal del Santísimo Cristo del Perdón en el Día de Todos los Santos. Desde primera hora de la mañana, un incesante ir y venir de coches y autobuses ha marcado el pulso de una jornada festiva dedicada al recuerdo y a la memoria de los seres queridos.

El cielo de Cuenca, aunque en ocasiones cubierto de nubes y con algo de viento, ha acompañado a los cientos de ciudadanos que han acudido al cementerio cargados de ramos y centros de flores para decorar, limpiar y poner a punto las lápidas familiares. No ha llovido en ningún momento, y eso ha permitido que las visitas se hayan desarrollado con total normalidad, entre conversaciones en voz baja, oraciones y silencios.

Las calles del camposanto

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