Cada año, desde hace 16, Laura Ramos y su familia acuden al panteón General para velar la tumba de su abuela Rosario, las de sus tíos y una bebé cuyos restos descansan en este camposanto de la ciudad de Oaxaca.

La música, algunas bebidas y alimentos son compartidos como si se tratara de una reunión con quienes ya no están, pero siguen en la memoria y el corazón.

Velar a sus difuntos, dice, es una manera de sentirse más cerca de su abuela, de sus tíos y de toda la familia que por las fiestas de Todos Santos o Día de Muertos acude al panteón o participa de la ofrenda que se coloca en el altar de muerto.

Este viernes, la familia de Laura fue una de tantas que acudieron a la cita anual con sus difuntos, parte de una tradición que resiste en la ciudad de Oaxaca, en medio de los cambios de la

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