El Gobierno de Portugal se enfrenta a un dilema que trasciende la mera adquisición de material militar. Sobre la mesa se libra un pulso tecnológico y estratégico entre dos filosofías: continuar con la tradicional alianza norteamericana, encarnada en el caza F-35 de quinta generación, o apostar por una solución netamente europea. La preferencia que la Fuerza Aérea lusa había manifestado por el modelo estadounidense parecía dejar el camino despejado, pero la irrupción de un competidor continental ha reabierto el debate por completo. Esta preferencia inicial por el modelo estadounidense, sin embargo, se enfrenta al debate sobre los desafíos del propio programa, como las por cuestiones de diseño.

De hecho, el gigante aeroespacial Airbus ha decidido mover ficha y ha lanzado una potente ofens

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