Por TERESA MEDRANO y ALICIA LEÓN

MADRID (AP) — Esqueletos, fantasmas y monstruos de todo tipo tomaron las calles de muchas ciudades en España al caer la noche para celebrar Halloween. A la mañana siguiente, una generación más mayor acudía a los cementerios del país para recordar a sus muertos.

La sobriedad de la tradición católica, por la que en el Día de Todos los Santos se limpian las tumbas y se llevan flores a los cementerios para pasar tiempo con los seres queridos, ha dejado paso en los últimos años a los caramelos, la sangre falsa y las telarañas de una de las fiestas estadounidenses más icónicas.

Como en muchas otras partes del mundo, en lugar de sus tradiciones ancestrales, los más jóvenes han abrazado la parte más comercial de una celebración nacida en Estados Unidos a partir

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