Desde hace casi 20 años, Natalio sube todos los sábados al cementerio de Deva para visitar a su mujer, María de las Angustias Rodríguez, fallecida en 2006. Da igual que sea «primavera, verano, otoño o invierno» o que «llueva o nieve». A sus 97 años –y pese a las sugerencias de sus hijos para reducir la frecuencia– no está dispuesto a abandonar la tradición, pero el de este fin de semana fue un sábado distinto. «Normalmente esto da pena, lo ves todo vacío y seco, pero el Día de Todos los Santos parece que se engrandece. Está más bonito y da alegría ver a tanta gente», expresó con una sonrisa serena.

Como cada 1 de noviembre, los cementerios de Gijón volvieron a llenarse este sábado de flores, oraciones y reencuentros, donde el silencio compartido marca el compás de una jornada para recor

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