La declaración inesperada del presidente Donald Trump el jueves, en la que anunciaba que dio una orden al ejército estadounidense para reanudar las pruebas nucleares, provocó visiones de un retorno a los peores días de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos, Rusia y China detonaban regularmente nuevas armas, primero en la atmósfera y el espacio exterior, y luego bajo tierra.

Fue una época de amenazas y contraamenazas aterradoras, de oscuras visiones del apocalipsis y teorías de disuasión mediante la destrucción mutua asegurada. Se supone que esa era terminó con la llegada del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares que varias naciones acordaron a mediados de la década de 1990. Sin embargo, no hubo suficientes signatarios que lo ratificaran para que el tratado entrara forma

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