El Valencia, sencillamente, pasaba por ahí. Y lo hacía sin argumentos ni ganas, que es una pésima manera de presentarse en el Bernabéu, la peor de todas. El Real Madrid, en fin, vio un corderito desvalido, abrió sus fauces y lo devoró . Así de simple, sin contemplaciones ni estridencias, sin necesidad de activar nunca el DRS. Le bastó al equipo de Xabi Alonso con dejarse llevar por el viento de optimismo y reafirmación levantado en el clásico para regalarse una noche de cómodo y satisfactorio atracón de goles .
Mbappé, como casi siempre, comandó las operaciones del líder del campeonato, que lo es ahora con ocho puntos de ventaja sobre un Barça que saldrá este domingo exigido al máximo en el Martínez Valero de Elche. Todo quedó resuelto en una primera mitad de clamorosa superioridad

La Crónica de Badajoz

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