El madridismo dejó muy claro que no hay caso Vinicius . El Bernabéu le recibió con el mismo cariño que al resto y le despidió con una ovación cuando fue sustituido, en una noche que comenzó con Mbappé ofreciendo a su afición la Bota de Oro y siguió con el francés a toda máquina en su racha goleadora. Quiere marcar goles, pero quiere también liderar a los suyos. Por eso, mientras recibía el aplauso de su grada, llamó a todos los compañeros, los diez que iban a empezar el choque con él y los del banquillo, para hacerse una foto colectiva, porque esa bota dorada es suya, pero de todos también.

Después, cuando ya llevaba dos goles, le cedió a Vinicius el lanzamiento del segundo penalti, otra muestra de un líder que quiere que todos en el vestuario estén enchufados. Lo falló el brasi

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