Habrá quien diga que, si uno muestra su extrañeza ante la ausencia clamorosa de Núñez Feijóo reaccionando ante la vergüenza que fue la sesión de la comisión sobre la corrupción en el Senado, lo que está en el fondo es elogiando, por exclusión, el papel jugado por el presidente Sánchez. Nada de eso: el presidente estuvo a tono con el horrible espectáculo al que él, descendiendo varios peldaños del atril de dignidad que debería tener por el cargo, denominó, entre otras cosas, “circo”. Lo que ocurre es que el país anda buscando alternativas a tanta ramplonería y no acaba de encontrarlas: que, el día del esperpento, la voz de la oposición fuese mucho más Aznar, que presentaba libro, que Feijóo, que asistía como silente espectador a la presentación, resulta, me temo, sintomático. Oportunidad pe

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