Sabella spallanzanii , Parablennius pilicornis , Felimare villafranca , Palaemon elegans ... Los nombres suenan como un conjuro antiguo, pero pertenecen a especies reales que han vuelto a encontrar refugio en lugares poco amigables como los puertos industriales. Allí, entre pilotes de hormigón y estructuras de acero, la startup barcelonesa Ocean Ecostructures ha ideado un modo de “renaturalizar” el mar. Sus microarrecifes artificiales, inspirados en la lógica de la naturaleza, funcionan casi como incubadoras: atraen fauna, capturan CO₂ y miden su propio impacto gracias a drones submarinos e inteligencia artificial.

“Se pueden colocar sobre cualquier superficie o infraestructura en el mar: paredes, tuberías, un cables submarinos. Miden dos metros por uno y tienen una gran capacidad

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