En menos de dos años, la Justicia puntana encontró tiempo, pruebas y convicción para condenar a un exfuncionario. Qué eficacia. Mientras tanto, los expedientes que rozan al oficialismo actual duermen la siesta más larga de la administración pública.
Porque parece que la balanza no está rota: sólo inclinada. Cuando el acusado pertenece al gobierno anterior, la maquinaria judicial funciona como un reloj suizo. Pero cuando los nombres aparecen en los organigramas actuales, el reloj se vuelve de arena... y sin girar.
Ahí están: las oficinas fajadas en la mismísima Jefatura de Policía, el caso PANE con chicos intoxicados, las transferencias “equivocadas” que pusieron al Estado contra una ciudadana —pero el "distraído" sigue en su silla—, los movimientos de San Luis Agua que son "el Gobierno"

DIARIO DE LA REPÚBLICA DE SAN LUIS

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