Si hubiera que elegir un hito definitorio en la historia contemporánea de las relaciones hispano-magrebíes, ese sería sin discusión la Marcha Verde, de la que se cumplirán cincuenta años esta semana. La invasión y ocupación marroquí del antiguo Sáhara Español (1884-1975) supuso no sólo la apresurada salida de las tropas y población española, sino la apertura de un conflicto – incluida una guerra de casi dieciséis años entre Marruecos y el Frente Polisario que dejaría más de 15.000 muertos– que medio siglo después sigue sin haberse resuelto definitivamente.

Un conflicto que desde entonces ha marcado en muchos aspectos las relaciones entre los distintos gobiernos de España y los de sus dos vecinos norteafricanos, Marruecos y Argelia. Aunque cada vez más tenue debido al paso del tiempo, la

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