Los hijos de don Jesús de Polanco, que una vez me presentó a Isabel Preysler en su Jardín Tropical, se han enamorado del Hotel Taoro. No me extraña. Este establecimiento centenario trajo los primeros turistas serios al Puerto de la Cruz. Decía Julio Camba que ningún país puede considerarse como un lugar de turismo mientras no vayan a él los turistas ingleses. Y también decía que un hotel donde no haya un inglés no parecerá nunca un hotel sino una pensión de familia. Camba conoció en París a ingleses que llevaban allí doce años y seguían siendo turistas, “haciendo el primo, como si acabaran de llegar”. El Gran Hotel Taoro ha resucitado, como un ave fénix del lujo y la sobriedad, la misma que siempre tuvo este lugar, por cuyos cálidos pasillos caminaron Agatha Christie y el rey Leopoldo de B
El Taoro
Diario de Avisos18 hrs ago
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