La historia de Franco Cornali y Charly Rodríguez corre sobre las mismas ruedas que giran desde hace décadas. Ambos patinaron en su adolescencia, cuando el skate era pura intuición y libertad, y luego lo dejaron, como si la adultez los hubiera obligado a bajarse de la tabla. Pero el tiempo, a veces, devuelve lo que parecía perdido. Hoy, a los 50, volvieron a subirse, con la misma curiosidad de entonces y una conciencia distinta del cuerpo y del riesgo.
En ellos, el skate no tiene edad ni fronteras: es una pasión que atraviesa generaciones y derriba prejuicios. Desde Rosario, comparten una certeza: que la edad no frena, empuja. Que aprender y disfrutar no depende del calendario, sino de la voluntad de seguir en movimiento . El objetivo es tan genuino como los recuerdos de sus infanc

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