Se cumple medio siglo del asesinato del artista en 1975, un viaje hacia la muerte aún lleno de sombras que todavía se puede rastrear en Roma
“A medianoche mi padre le acompañó a la puerta y se fueron, por desgracia, hacia Ostia, fue la última vez que lo vimos”, recuerda Roberto Panzironi, 68 años, propietario del restaurante Il Biondo Tevere (El Rubio Tevere) en Roma, donde cenó Pier Paolo Pasolini con Pino Pelosi, un chico de 17 años condenado luego como su asesino. Fue hace ahora 50 años, la madrugada del 2 de noviembre de 1975 y en Roma y en el resto de Italia se conmemora con decenas de iniciativas. Poeta, escritor, director de cine, columnista, la figura compleja y controvertida de Pasolini se yergue en la memoria de Italia como uno de sus mayores intelectuales del siglo XX, pero

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