En la época prehispánica , la muerte era parte esencial de la vida y cada cultura indígena desarrolló su propia manera de rendirle homenaje. Cuando alguien fallecía, era enterrado envuelto en un petate , mientras sus familiares organizaban una ceremonia que incluía fiestas y ofrendas , con la finalidad de guiar al difunto en su recorrido hacia el Mictlán , el lugar de los muertos según la cosmovisión náhuatl. Entre las ofrendas, se colocaba comida favorita del fallecido , con la creencia de que, de algún modo, podría nutrirse de ella.
La muerte no se concebía como ausencia, sino como una presencia viva . Los altares y los rituales permitían el retorno temporal de los espíritus para convivir con sus familiares y alimentarse de la esencia de los alimentos que se les ofrecían. Pa

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