La Comunidad Valenciana se encuentra en el ojo del huracán político. Este lunes, una encuesta de GAD3 reveló que el 75% de los valencianos desea la dimisión de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat. Este descontento se debe a la tragedia del año pasado, que dejó 229 víctimas mortales, y a la creciente frustración con la política actual. La situación ha llevado a un consenso inusual entre votantes de izquierda y derecha: la necesidad de un cambio.

Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP), enfrenta un dilema. La estrategia de dejar pasar el tiempo para calmar el descontento no ha funcionado. Mazón ha sido, según analistas, "capturado" por Vox, que ahora dicta las condiciones en la Comunidad Valenciana. Esta dinámica ha generado preocupación en el PP, que teme una crisis interna. Si Mazón dimitiera, Vox podría influir en la nueva investidura, lo que complicaría aún más la situación política.

El PP no puede aspirar a una mayoría absoluta en la región, y Génova, la sede del partido, prefiere evitar elecciones anticipadas. La situación se complica aún más por los errores de la izquierda en las elecciones locales de mayo de 2023. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se vio debilitado en su comparecencia en el Senado, donde el interrogatorio no logró ponerlo en apuros, lo que ha generado un descontento social que podría beneficiar a Vox.

En el ámbito nacional, la ruptura de Junts con el PSOE ha sido un tema relevante, aunque sin grandes dramatismos. Junts mantiene su presencia en el gobierno español, lo que indica que la situación no es tan crítica como podría parecer. Sin embargo, el crecimiento de Aliança Catalana, un nuevo partido que se posiciona a la derecha, ha generado inquietud entre los líderes de Junts, que deben adaptarse a un panorama político cambiante.

En el ámbito internacional, España ha comenzado a reconciliarse con México y ha visto un avance de los intereses de Marruecos en el Consejo de Seguridad de la ONU. La reciente moción de Estados Unidos, que apoya la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, ha sido aprobada sin el veto de China y Rusia, lo que refleja un deseo de estabilidad en la región del Sahel. Estos acontecimientos marcan una semana intensa para la política española, tanto a nivel regional como internacional.