Aunque la gasolina ilegal se vende a precios aparentemente atractivos, este tipo de producto puede perjudicar gravemente la salud del motor, disparar los costos de mantenimiento a largo plazo y afectar seriamente la calidad del aire de las ciudades.
El contrabando de combustibles en regiones fronterizas y otras zonas del país se han incrementado, generando fallas mecánicas significativas en vehículos y riesgos para la seguridad vial. Reportes recientes de la ACP señalan que la demanda irregular de gasolina vinculada a la adulteración ha afectado la caída del consumo legítimo en ciudades como Bogotá y departamentos frontera como La Guajira, Putumayo, Vichada y Norte de Santander.
El ahorro inicial que aparentan desaparece rápidamente cuando el motor sufre daños por corrosión desencadenan

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