¿Cuántas veces hacemos algo buscando la aprobación de los demás… aun cuando, en el fondo, ya sabemos que igual lo vamos a hacer?

¿Y qué pasa en nuestras relaciones o con nosotros mismos cuando forzamos esa necesidad de aprobación, aunque luego hacemos lo que nos parece a nosotros?

Hace unos días, en un supermercado y mientras esperaba en la cola para pagar mi compra, me encontré con una escena que me dejó pensando.

Delante mío, una pareja hacía su compra. La mujer pasaba los productos a la cajera, mientras que el hombre acomodaba los productos en bolsas de tela y cajas.

De pronto ella levantó una golosina de una góndola cercana a la caja. Antes de ponerla en el carro, miró al hombre como esperando un gesto de aprobación para esa compra. Él negó con la cabeza, con un gesto despreocupado

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