MAZATLÁN._ Una vez más Mazatlán se vistió de color, música y tradición con la ya emblemática Callejoneada del Día de Muertos, celebración que año con año transforma el Centro Histórico en un escenario donde la vida y la muerte bailan al mismo compás.

Bajo el nombre de “Una noche de Esperanza”, el desfile reunió a cientos de personas locales y visitantes, quienes entre velas, flores y sonrisas rindieron homenaje a quienes ya partieron, pero también celebraron el gozo de un reencuentro especial.

Desde las primeras horas de la tarde, el ambiente comenzó a encender la Plazuela Machado, donde familias completas, jóvenes y niños, esperaban curiosos la llegada de la ya emblemática Catrina, figura que se ha convertido en el símbolo de esta fiesta.

Este año, la representante de la Muerte en la t

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