La agenda de Isabel Rivero desquicia a su pequeña nieta de ocho años, un torbellino que enseña a su abuela a hacer llamadas a cuatro en la pantalla de su teléfono pero que cariñosamente le recrimina que su tiempo siempre esté ocupado y que cuando pasean juntas por la calle se pare a saludar a tantas personas. Porque así es la vida de esta vecina de La Galera, durante muchos años referente vecinal del barrio y mujer desprendida, que lo mismo te monta una excursión para los mayores del barrio que se lanza a colaborar en las galas de Pequeño Valiente.

«He tenido que parar un poco. Por la edad, claro. Pero también porque una tiene que quererse un poco. Ahora hago cosas que elijo para disfrutarlas», señala sentada a la sombra a la entrada de su barrio. Esta declaración vital suena convincente

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