«¿Tienes novio, cariño?». María preguntó con inocencia a su hija, que entonces tenía 12 años, si le gustaba algún chico de su edad. Acababa ... de encontrar en la mochila del cole de Amaia -nombre ficticio- unas cartas románticas. La respuesta de la menor abrió un abismo que años después aún no ha logrado cerrar. «No, mamá, es el primo quien me escribe esas cosas», le contestó la niña y se echó a llorar desconsolada «porque ya era consciente de que aquello no estaba bien». «Se desahogó». «Yo me volví loca, quería saber todo lo que le hacía, pero los psicólogos no me dejaban preguntarle porque a ella le dolía revivirlo». Entonces, lamentablemente, todo empezó a encajar.

Amaia llevaba años quejándose de dolor de tripa, no quería comer ni ir al colegio ni a extraescolares. Estaba triste s

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