En África aún el blanco es el color de la muerte. El de los huesos abandonados por las fieras en la sabana, el de los colmillos de los animales salvajes, el blanco de los gusanos y las termitas en la madera vieja. Caronte aquí es la blancura. La muerte, ese espejo de obsidiana enterrado en el que nos miramos llegada la ahora, fue signo de identidad y definición de los antiguos mexicanos.

Escucho los veinte intensos minutos de “La isla de los muertos” de Sergei Rachmaninov en mi oficina, viendo el horizonte.

Alguien me canceló una cita y tengo ese breve lapso solo para mí. Búsquela en su plataforma favorita. (Esta en YouTube, la biblioteca de Alejandría audiovisual)

“La isla de los muertos” primero fue una conocida serie de cuadros simbolistas del pintor suizo Arnold Böcklin.

Böcklin cr

See Full Page