Cuando un perro está triste, su comportamiento lo delata: duerme más de lo habitual, pierde el apetito o evita jugar. Los cambios de rutina, la ausencia de un miembro de la familia o incluso el aburrimiento pueden afectar seriamente su estado emocional.
El veterinario Carlos Becerra explica que lo primero es identificar la causa del cambio de ánimo. “Si se debe a una pérdida o a un cambio en su entorno, hay que acompañarlo con cariño y paciencia. No sirve regañarlo ni forzarlo a jugar; lo mejor es brindarle seguridad y rutinas estables”, comenta.
El especialista recomienda mantener sus paseos diarios y ofrecer estímulos positivos, como juguetes nuevos o tiempo de calidad junto a su dueño. Además, Becerra señala que: “El perro percibe la energía del hogar. Si su entorno está tenso o

Trome

Newsweek Top
Crooks and Liars
Raw Story
STAT News
AlterNet
New York Post
Iron Mountain Daily Life
Space War