Desde los zapatos de los hombres y mujeres sin trabajo que totalizan millones y de los que teniendo un trabajo lo prestan en la informalidad -que representan el 43% del total de puestos de trabajos , sin un salario justo, sin aportes al sistema de seguridad social, sin aguinaldo y vacaciones- considero que la ley de Contrato de Trabajo y la ley de Convenciones Colectivas necesitan una actualización con rostro humano, pues ambas tienen más de 50 años de vigencia regulando una actividad que es dinámica y cambiante como lo es el mundo laboral.

Aprovechar esta realidad para cercenar derechos, despreciando que el trabajo es una de las dimensiones fundamentales de los hombres y mujeres, significará una oportunidad dramáticamente pérdida.

Si bien no es fácil ubicar los derechos y deberes qu

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