El equipo económico argentino ha iniciado una nueva fase tras la reciente victoria electoral, enfocándose en reducir la tasa de interés en pesos y dinamizar el crédito. Este esfuerzo busca promover la reactivación económica en un contexto donde la estabilización del dólar es fundamental. La reducción del índice de riesgo país también ha permitido que las empresas retomen el financiamiento externo y comiencen nuevas inversiones, especialmente en el sector de oil & gas, vinculado a Vaca Muerta.

Una señal clara de este cambio se observó en la licitación del miércoles, donde la Secretaría de Finanzas renovó solo el 57% de los vencimientos, liberando 5 billones de pesos. Desde Wise Capital, se interpreta esta decisión como un intento de moderar las tasas, con expectativas de estabilización entre el 30% y el 40% TNA, en lugar de forzar la renovación total de la deuda. Esto busca normalizar el mercado tras meses de tensión electoral.

El Banco Central ha modificado la gestión de encajes bancarios, que a partir del 1 de noviembre serán computados mensualmente, con un piso diario del 95%. Actualmente, los encajes se mantienen en un 53%, y los bancos esperan un alivio adicional. En este contexto, el Gobierno enfrenta el desafío de controlar la liquidez y la presión sobre el mercado cambiario, que se intensificó antes de las elecciones.

Según la consultora Romano Group, el Tesoro, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el Tesoro de Estados Unidos ofrecieron cobertura cambiaria por USD 22.600 millones, lo que representa el 43% del M2 (agregado monetario). En septiembre, el ajuste monetario provocó una caída abrupta del crédito, especialmente durante las elecciones bonaerenses. Sin embargo, en octubre se observó un repunte, con datos de EcoGo que indican un crecimiento del 1,3% real mensual en los préstamos en pesos, tras una caída del 1% en septiembre. Los préstamos con garantía real lideraron este crecimiento, alcanzando un 5% en términos reales.

A pesar de este repunte, el crédito en pesos representa solo el 8,7% del PBI, muy por debajo del máximo del 12,7% alcanzado en 2017, lo que sugiere un margen para una mayor expansión si las condiciones lo permiten. Históricamente, el crédito total (en pesos y dólares) alcanzó en octubre el 11,5% del PBI, el nivel más alto desde 2020, aunque aún por debajo de los picos de 2016 a 2018.

Lorenzo Sigaut Gravina, director de análisis macroeconómico en Equilibra, comentó: “El freno en el crédito en pesos afectó primero a las empresas y luego a las familias, donde los niveles de mora se ubican en máximos históricos de la serie. Este fenómeno responde a tasas de interés extremadamente altas y a la dificultad de muchas familias para cumplir con deudas adquiridas ante promesas de mejora en ingresos reales que no se concretaron”.

Sigaut Gravina añadió: “Lo interesante es que el Gobierno busca ordenar la política monetaria tras un período de fuerte desorden, en el que la tasa de referencia llegó a estar hasta dos puntos por encima de la inflación”. Para él, la normalización permitirá detener las tendencias recesivas del tercer trimestre y aportar estabilidad a la actividad económica, aunque la reactivación sostenida del crecimiento requerirá medidas adicionales. El principal riesgo que persiste es la posibilidad de nuevas turbulencias cambiarias, que podrían obligar a frenar o revertir la baja de tasas.