Esta conmemoración, ampliamente conocida en México, fue instituida el año 998 por San Odilón, cuarto abad del célebre Monasterio benedictino de Cluny, siendo adoptada por Roma en el siglo XVI y posteriormente difundida en todo el mundo.

En España, en Portugal y en América del Sur que de ella dependían, Benedicto XIV había concedido celebrar tres misas el 2 de Noviembre, y Benedicto XV, el 10 de Agosto de 1915, autorizó lo mismo a todos los sacerdotes.

Tiene como finalidad orar por los fieles que murieron y por aquellos que se encuentran en estado de purificación en el Purgatorio.

Lo precede el Día de Todos los Santos, que honra con dignos loores a todos los hijos suyos que tienen ya gozando en el Cielo.

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