Esta semana, las autoridades estadounidenses dieron un paso crucial en uno de los casos más perturbadores de Pensilvania. Identificaron a William Schrader como el agresor detrás del horrendo crimen que le costó la vida a Carol Ann Dougherty, una niña de apenas 9 años.

Este trágico suceso ocurrió el 22 de octubre de 1962, dentro de la Iglesia Católica de San Marcos en Bristol, donde la pequeña fue vista por última vez montando su bicicleta, camino a devolver unos libros a la biblioteca y luego deteniéndose a rezar. Su padre la encontró más tarde en el ático de la iglesia, golpeada y sin vida. Aunque Schrader, un soldado dado de baja deshonrosamente y un delincuente sexual en serie, fue considerado un sospechoso desde el principio, la falta de pruebas contundentes impidió que se le imputara

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