En medio de los vaivenes económicos y la constante lucha de los emprendedores por sostener sus oficios, la venta de arepitas dulces continúa siendo una opción firme y querida por los habitantes de Villa de Cura, municipio Zamora.
A medida que se acerca diciembre, las plazas, esquinas y puestos improvisados del centro del pueblo comienzan a llenarse de ese característico aroma a papelón y anís que anuncia la llegada de las fiestas navideñas.
Entre las vendedoras más conocidas se encuentra Thaís Maestre, quien lleva 22 años dedicándose a este oficio, que más que un sustento económico se ha convertido en una tradición familiar y cultural.
«Vamos a decir que vamos a la par de la inflación, pero gracias a Dios estamos esperando la víspera de la Navidad, las misas de aguinaldo. Por lo menos s

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