En 1968, para celebrar tres siglos de su creación, el Banco de Suecia comenzó a otorgar el Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel. La distinción es la que hoy es conocido popularmente como el “Nobel de Economía”.

Este año lo recibieron los economistas Howitt y Aghion y el historiador Mokyr por sus trabajos sobre el progreso tecnológico y la destrucción creativa como motores del desarrollo económico sostenido.

El año pasado lo obtuvieron los economistas Acemoglu, Johnson y Robinson por trabajos vinculados a la relación existente entre las instituciones y el desarrollo económico.

En su libro Por qué fracasan los países, Acemoglu y Robinson sostienen que las naciones malogran su crecimiento por la existencia de instituciones políticas y económicas “extractivas”, que conce

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