Barcelona es, sin duda, una de las ciudades con más rincones por descubrir del mundo. En cada paseo, en cada esquina, la ciudad condensa siglos de historia y arte que conviven en perfecta armonía. Desde los vestigios romanos de la antigua Barcino hasta las murallas medievales del Barrio Gótico, pasando por la arquitectura moderna y contemporánea, la capital catalana es un auténtico mosaico de estilos. Pero si hay un periodo que marcó su fisonomía con un sello inconfundible, ese fue el modernismo.

A finales del siglo XIX y principios del XX, una generación de arquitectos visionarios convirtió Barcelona en un laboratorio de creatividad y belleza. Antoni Gaudí dejó su huella con joyas como la Sagrada Família, la Pedrera, la Casa Batlló, el Palau Güell o el Parc Güell; Lluís Domènech i Montan

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