Por: Leonardo Núñez González 03/11/2025 08:12:00

La reunión entre Donald Trump y Xi Jinping, celebrada en Busan la semana pasada, pareció cerrar un ciclo de tensión comercial que durante años ha oscilado entre amenazas y treguas.

El presidente estadounidense anunció con su habitual tono triunfal que había alcanzado un gran acuerdo con China: una reducción del 10% en los aranceles a sus importaciones y el compromiso chino de comprar enormes volúmenes de soya estadounidense.

A cambio, Pekín suspendió por un año los controles a la exportación de minerales raros, insumo esencial para las industrias tecnológicas y militares.

Trump lo presentó como una victoria para los agricultores y las empresas estadounidenses.

Pero lo que Xi Jinping hizo fue devolver las cosas al punto en el que es

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