Un día después del crimen de Lucio Dupuy, cuando el caso aún permanecía en el encierro de un barrio humilde de Santa Rosa, en La Pampa, Mariana Komiseroff fue con su novia a buscar a su cuñada, que vivía a pocas cuadras de la casa del infanticidio. Como todo el país, no estaban al tanto del hecho y las sorprendió encontrarse con lo que sucedía en el núcleo habitacional de casas bajas y plaza segura, sin autos alrededor. Cuando pasaron por la comisaría, la escritora vio a un grupo de mujeres, con sus hijos tomados de la mano, que se manifestaban en busca de justicia. La imagen la impactó.

Al día siguiente, domingo habitualmente de tranquilidad provinciana, las calles de la capital pampeana estallaron de manifestantes en clamor descontrolado contra la pareja de lesbianas que tenían que cuid

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