El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha anunciado su dimisión un año y cinco días después de la devastadora DANA que afectó a la Comunidad Valenciana. Esta decisión ha sido el resultado de una intensa presión política y social, especialmente tras las críticas recibidas por su aparente indiferencia hacia la tragedia. Mazón se encontraba en un restaurante con la periodista Maribel Vilaplana cuando recibió alertas sobre la magnitud del desastre, pero no actuó hasta el último momento.
Las críticas hacia Mazón se intensificaron tras el Funeral de Estado por las 229 víctimas de la riada, donde fue abucheado y llamado “asesino”, “cobarde” y “rata”. La situación se tornó insostenible, y el presidente en funciones decidió comunicar su intención de dimitir a Alberto Núñez Feijóo, líder nacional del PP, en una conversación telefónica el 30 de octubre. Según fuentes del partido, esta fue la primera vez que Mazón expresó su disposición a renunciar.
Durante el acto con la presencia de los Reyes y otros dirigentes del PP, las proclamas de las víctimas calaron hondo en Mazón, quien se sintió incapaz de soportar más la presión. En conversaciones posteriores, manifestó a Feijóo su deseo de anunciar su dimisión el lunes siguiente. La expectativa política era alta, especialmente después de que Cuca Gamarra, vicesecretaria del PP, indicara que se analizaría el contexto político de la Comunidad Valenciana.
El anuncio de su dimisión se produjo tras un comunicado previo en el que Mazón mencionó la necesidad de un periodo de “reflexión” tras las críticas. Aunque la decisión fue personal, desde la cúpula del PP ya se sabía que Feijóo no apoyaría su candidatura para la Presidencia de la Generalitat. A pesar de su dimisión, Mazón mantendrá su escaño como diputado autonómico, una decisión que el partido respeta al no estar imputado por ningún delito. Esta situación no es inédita, ya que otros líderes, como Francisco Camps, también conservaron su escaño tras dimitir por escándalos.

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