Hace cuatro décadas, el 6 y 7 de noviembre de 1985, Colombia vivió una de las tragedias más profundas de su historia reciente: la toma y posterior retoma del Palacio de Justicia en el corazón de Bogotá. Aquel edificio, símbolo del Estado de derecho, se convirtió en escenario de fuego, muerte y desapariciones que todavía resuenan en la memoria colectiva del país.

El hecho fue protagonizado por el M-19 , un movimiento insurgente que buscaba juzgar al entonces presidente Belisario Betancur por incumplir los acuerdos de paz firmados meses antes. En cuestión de minutos, el grupo armado ingresó al edificio y tomó como rehenes a magistrados, empleados y visitantes. La respuesta del Estado fue inmediata y desmedida: el Ejército rodeó el Palacio y emprendió una operación militar que terminó co

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