Inmersos en pleno otoño y con el encendido de las luces navideñas a tiro de piedra, llega una época en la que, sin saber cómo, uno acaba con tres cenas programadas la misma semana. Los amigos de siempre, los compañeros de trabajo, ese grupo del máster que insiste en verse antes de celebrar la Navidad… Vamos, que Madrid se convierte en un tablero donde las agendas se cruzan y los restaurantes ocupan sus mesas sin que quepa un solo alfiler. Y como siempre, antes de la Navidad oficial, hay una liturgia previa – más espontánea y menos protocolaria – que suele tener lugar alrededor de una mesa.
Son citas sin grandes brindis, pero cargadas con lo esencial: ganas de verse, de ponerse al día y, sobre todo, de comer bien. Porque al final, lo que de verdad se agradece no son los menús kilométrico

 LA RAZÓN Madrid

 Vox
 The Daily Beast
 New York Post
 Raw Story
 RadarOnline
 Mediaite