Mientras conversamos con otra persona, el gesto de revolear los ojos muchas veces se vuelve instintivo: por supuesto, es un mecanismo con un fuerte componente emocional que, según la psicología , tiene una explicación concreta . No se produce en todos los casos, sino en algunos específicos, cuando la conversación que mantenemos se torna incómoda.

En principio, el movimiento ocular puede denotar aburrimiento, una forma de agresión pasiva y hasta descontento . Por lo general, para nuestra contraparte no pasa desapercibido y la respuesta suele ser igual de brutal, aunque ya con el enojo a cuestas. El lenguaje corporal no miente: usualmente expresa aquellas cuestiones que nuestra propia voz calla.

El proceso implica enviar y recibir mensajes sin la necesidad de utilizar pala

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