Por: Felipe Villa

La educación no es solo una forma de transmitir conocimientos, es la manera de construir una sociedad. En realidad, educar es formar personas integrales, capaces de afrontar la vida con respeto, responsabilidad y, sobre todo, empatía. Para ello, la educación necesita basarse no solo en el amor y los valores, sino también en la energía positiva que, de la mano de la empatía, lleve a los niños y jóvenes a su mejor versión.

El amor como base de la educación

Educar con amor no es ser consentidor o cariñoso con los alumnos, sino preocuparse por su bienestar emocional y personal. Es saber que cada niño tiene sus propios miedos, preocupaciones y anhelos y proceder. Un aula amorosa es un espacio en el que los estudiantes se sienten seguros, apoyados y motivados para aprender.

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