La Inteligencia artificial avanza en la detección de mentiras a través del análisis de múltiples señales conductuales y fisiológicas que acompañan al engaño. Cambios en el ritmo del habla, movimientos oculares, sudoración y el lenguaje corporal son algunos de los indicadores que estos sistemas identifican para revelar cuándo alguien no está diciendo la verdad .

Los algoritmos de reconocimiento conductual permiten a la IA captar patrones complejos que antes resultaban difíciles de detectar . Una persona que miente suele experimentar tensión e incomodidad, lo que se refleja en su comportamiento habitual. Por ejemplo, pueden intentar cambiar el tema o evitar profundizar en ciertas afirmaciones , además de usar menos pronombres personales como “yo” o “mío” para distanciarse del

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