El personal de un orfanato histórico encendió las alarmas tras notar repetidas veces que varias muñecas antiguas de porcelana aparecían en posiciones diferentes a como las dejaron al cierre. La sala donde se exponen permanece cerrada con llave, y las cámaras muestran movimientos sutiles: cabezas que giran milímetros, brazos que alteran su postura y pupilas que parecen variar dirección. Los niños del lugar comenzaron a quejarse de pesadillas recurrentes, siempre con la misma figura: una muñeca con vestido azul, marcada en la base como “Margarite”. Maestros observaron que los niños evitan pasar frente al estante y hablan entre ellos de “susurros nocturnos”, atribuidos a la sala donde están guardadas.

Restauradores confirmaron que las muñecas datan de 1890 y pertenecieron a un coleccionista

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