A escasas seis semanas de terminar el primer tramo de la última legislatura de este cuatrienio gubernamental, el ritmo de trabajo en el Senado y la Cámara no es el mejor. De hecho, esa ha sido la constante desde el pasado 20 de julio. Son muchas las causas a citar: el arranque de la recta final de la contienda electoral parlamentaria y presidencial, el impacto del magnicidio del senador y precandidato Miguel Uribe Turbay, la expectativa por la condena y luego absolución del expresidente Álvaro Uribe, el rifirrafe de la consulta popular del Pacto Histórico, más inestabilidad ministerial, el tira y afloje para subsanar un error procedimental en el trámite de la ley pensional, el demorado tránsito del proyecto presupuestal para 2026, las oleadas terroristas y los movidos debates para elegir m

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