Creíamos que eso eran cosas del pasado, de la dictadura, cuando hacía falta que no se supieran cosas, cuando mandaba el generalísimo; pero al parecer la tecnología punta no ha logrado superar al tiempo y otros personajes siniestros, porque siguen existiendo, y de qué manera, las interferencias radiofónicas y cortes. Si te pillan en medio del mensaje que esperabas hace tiempo, la pieza de música que anhelabas o la película que te entusiasma, te pillas un cabreo mayúsculo, tanto o mucho más que si te cortaran con anuncios de chocolatinas o lavadoras; que suelen ser lo mejor de la tele, la primera vez que lo ves, pero como se repiten tanto y tan a menudo, terminas odiándolos. Hay alguien que se quiere hacer dueño del cielo y venderlo, caro o barato, Google, por ejemplo. Pero venderlo. Con un

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