Esta sería una crónica muy diferente si el portero del Real Madrid no fuera Thibaut Courtois. Sería, seguramente, el relato de una goleada que evocaría a aquella contra el Atlético, a la de más allá contra el PSG, que revitalizaría todos los fantasmas del pasado reciente del Madrid de Xabi Alonso y su déficit, a excepción del clásico, en todos los partidos importantes. Como el portero del Madrid es Courtois, este martes un inspiradísimo Courtois, cinco paradones escandalosos, esta es la crónica de una derrota por la mínima.
Y, claro, no es a priori un gran drama perder por un solo gol en Anfield. Ni para el Real Madrid ni para nadie. Pero la carcasa del resultado esconde un zarandeo incontestable, solo mitigado, escrito queda, por la excelencia del mejor portero del mundo. Disimula el 1-0

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