El 6 de noviembre de 1985, Bogotá amaneció con su Palacio de Justicia prácticamente desprotegido. Apenas seis celadores de una empresa privada custodiaban el edificio, armados únicamente con revólveres. Horas después, hacia las 11:30 a. m., un comando del M-19 compuesto por 30 guerrilleros irrumpiría en el lugar, dando inicio a uno de los episodios más trágicos de la historia reciente del país. ¿Cómo fue posible que, pese a las amenazas reiteradas, la sede de la Corte Suprema y del Consejo de Estado estuviera tan vulnerable?
Desde agosto de 1985, agencias de inteligencia colombianas alertaron sobre planes del M-19 para atacar sedes del Estado, incluido el Palacio de Justicia. Paralelamente, el Cartel de Medellín, a través de su grupo “Los Extraditables”, dirigía una campaña de intimidació

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