Alanís: tradición frente a competencia
A todos sorprendió la noticia de que Alanís, negocio emblemático y enteramente saltillense, cerraría sus cuatro puntos de venta al público. El popular chicharrón durito —para algunos, el mejor de México— dejará de comprarse, como se hacía desde hace décadas, allí en la calle Zaragoza, en el Centro de Saltillo. Una tradición: pasar por un cuartito recién salido del cazo. El local ya está vacío, con un cartel de “se renta”.
Alanís sigue en pie, nada más que ahora se especializará en la comercialización de sus productos en tiendas de autoservicio. Desaparece la venta directa.
En verdad que este viraje nadie se lo esperaba. La marca Alanís había construido un prestigio y una clientela leal. Todo indicaba que su modelo de negocio podría resistir mucho

El Heraldo de Saltillo
